Comunicaciones personales

martes, 24 de abril de 2007

Coltán

"Lo peor que le puede pasar a los pobres es tener riquezas"; así definía la situación del Congo Jon Sobrino, refiriéndose a los intereses creados alrededor del Coltán en esa región. Y es bastante significativo que incluso la Wikipedia centre la entrada que tiene sobre este mineral en el conflicto armado que lleva alrededor.

El Coltán es el nombre de un mineral valioso por su contenido en tántalo (Ta), un elemento químico bastante escaso en la superficie terrestre, metálico y denso (más del triple que el hierro). Quizá ha pasado algo desapercibido su interés porque es menos glamouroso que las joyas o los metales preciosos, pero de muchísimo mayor valor industrial, porque por lo visto es una materia prima muy apreciada por la industria electrónica, de la que dependemos tanto. Los condensadores basados en tántalo deben de ser muy buenos, a juzgar porque esta aplicación ocupa el 60% de la demanda. Los condensadores, junto a las fuentes de corriente, bobinas y resistencias, son la base de la electrónica clásica, y están incluidos en todos los aparatos electrónicos. Además, hablar de industria electrónica es hablar de unos requisitos de pureza extrema en materias primas y en ambiente de fabricación (por ejemplo, puede encontrarse una breve historia del desarrollo industrial electrónico en california en 'Hookin up' de Tom Wolfe), y de un valor añadido tremendo: es un sector que no se conforma con cualquier cosa y para el cual un retroceso tecnológico es inadmisible. Por eso entiendo perfectamente que una vez asumido el tántalo, no se descarte así como así por mucho problema social que genere su explotación, a pesar del mencionado problema del Congo y a pesar de que el proceso para purificar el Coltán hasta llegar a un mineral suficientemente rico en tántalo es peligroso: emplea ácido fluorhídrico (HF, el ácido más fuerte existente en la naturaleza), ácido sulfúrico (H2SO4, ácido fuerte y además fuertemente deshidrantante) y compuestos orgánicos volátiles tales como el keroseno (hidrocarburo más ligero que la gasolina) o la metil-isobutil cetona (las cetonas no son nada agradables de oler en general) debido a que, como todos los metales no nobles, son muy proclives a oxidarse con el oxígeno de la atmósfera o con azufre y por tanto es así como tienden a ser encontrados en las minas... ya oxidados y combinados muchos otros óxidos o sulfuros. Un producto extraordinariamente inocente MP3 puede haber implicado movimientos de materiales muy, muy peliagudos...

domingo, 22 de abril de 2007

¿Defraudar al Estado? Cuidado...

Estaba yo a punto de eliminar la entrada anterior, puesto que al día siguiente de escribirla me parecía más bien una pura pendejada, y yo normalmente soy de escribir con "más chicha". Pero un titular de El País de esta mañana le ha dado actualidad súbitamente, así que la voy a respetar.
El titular reza así: "Hacienda llama a declarar a los autores de operaciones sospechosas con billetes de 500 euros". Más adelante, el texto arranca con "Se acabó la impunidad" y aclara que por "operaciones sospechosas" se entienden aquéllas realizadas mediante una transacción de más de 1000 billetes de 500 euros: osea, 500000 euros. Por supuesto, esta frase es exagerada. En realidad no va a suceder nada, o prácticamente nada. ¿Por qué? Analicemos la cifra: ¿cuál es el mayor gasto que una persona o familia corriente puede llegar a hacer de una tacada? Lo sabe cualquiera: Una vivienda. Y es muy raro que una vivienda estándar supere los 500000 euros. Es decir, las operaciones sospechosas son aquellas que exceden el poder de gasto de una familia corriente: para alcanzarlas hay que irse a otras compras o a varias viviendas a la vez. Y en ese tipo de compras ya está implicada gente con mucha más influencia, a quien no es nada fácil de tocar: el político que recalifica terrenos, el notario que da fe de las transacciones, el propio banco que facilita los billetes, el promotor que maneja por paquetes de viviendas... y simplemente, es imposible de creer que se va a enviar a toda esa gente a la cárcel. ¿Os imagináis de repente una España en la que desaparecieran de escena de pronto el 80% de los concejales, el 99% de los promotores inmobiliarios (este 99% incluye parte del 80% anterior), el 100% de los notarios (cómo iba a molar, volver al trueque), y el 110% de los banqueros?
No, no lo creo.

viernes, 20 de abril de 2007

Defraudar al Estado

Bien es cierto que los españoles han defraudado a Hacienda, a la Seguridad Social y a cualquiera otra institución del Estado siempre que han tenido oportunidad; en parte, porque sí, y en parte, debido a que las inspecciones se suelen hacer no a los que defraudan, sino a los que ya pagábamos (eso lo sabía bien la panadera de mi barrio). En resumen: siempre que podamos eludir declarar compras por importe superior a 3000 euros, pagar y cobrar con "dinero negro" (me gusta el eufemismo que se usa ahora, "dinero B"), trabajar a escondidas mientras estamos de baja, solicitar becas aunque no las necesitemos, etc., lo haremos. Hay que admitirlo. No conozco ni a una sola persona que sea partidaria de generar ingresos o recortar costes al Estado cuando podría evitarlo. Sobre todo porque su vecino, que lo hace, le llamaría tonto y le trataría de anormal.

Esta actitud tiene dos caras: por una parte, en fin, somos ruines, es así: entre tener 2000 euros y no tenerlos, preferimos tenerlos. Entre tener 50 euros y no tenerlos, preferimos tenerlos. Y además podemos vanagloriarnos en privado de nuestros ardides. Pero, por otra, tenemos todo el derecho del mundo a sentir que somos nosotros los defraudados por el Estado, que no ha hecho gran cosa por los que ya pagábamos. El Estado presta un buen servicio, eficaz, a los que defraudan, puesto que les concede bastante impunidad (habría que contar alguna vez la cantidad de gente que no hace nunca la declaración de la renta y nos sorprenderíamos). Pero a los que no tienen posibilidad de defraudar, ¡no los ampara! Así que todo este segundo grupo lucha desesperadamente por unirse al primero. Porque, vamos a ver, puestos a escatimar, ¿de dónde se puede rascar dinero? De los recibos de la luz, el gas o ADSL no, puesto que inmediatamente te cortan el suministro. De la hipoteca ni hablar, porque el banco puede ejecutar un maravilloso embargo (bueno, excepto si TODO EL MUNDO se uniera para no pagar su hipoteca, pero en fin, eso no sucederá). De tus padres... en fin, no creo que nuestra generación pueda exprimirlos ya más, en tiempo y en servicios (cuidado de los nietos, pagos en especie o en papel moneda...). De tu empresa, complicado, ya resulta más y más frecuente que sólo te suban el IPC año a año, y en ocasiones ni eso, así que como para pedir aumentos. Al lado de todo eso, las ayudas estatales a las familias son de risa. ¿Qué me resuelve a mí un cheque bebé de 100 euros? Y, respecto a la ayuda de 100 euros/mes, ¡si yo lo que querría no es más dinero, sino que a las esposas les respetaran su derecho a reducción de jornada sin despedirlas! Ah, claro, pero es más fácil dar limosna que defender un derecho laboral...
Así que, ¿qué nos queda? pues efectivamente, cuando la economía aprieta (osea, casi siempre), defraudar al Estado...
Ah, por cierto, y que quede muy claro, el verbo del título está correctamente empleado: no es un imperativo sino un infinitivo (osea, no da un consejo, sino que establece un hecho) ;)

viernes, 13 de abril de 2007

I+D+I en España hoy

En cuanto a I+D+I (Investigación, Desarrollo e Innovación, lo que en inglés puede encontrarse como Research&Development, R&D) se vive un momento de efervescencia en estos momentos en España, merced a la inyección de dinero que se está realizando continuadamente desde la UE y más recientemente desde el propio Gobierno español.

¿Qué hacer con tanto dinero? en términos absolutos respecto a lo que teníamos visto, se entiende, porque en términos relativos seguimos muy lejos de EEUU o Japón. Alrededor de esto se están generando al menos estas paradojas y confusiones:

- Siendo escéptico, se puede pensar que el gobierno es un poco ingenuo si cree que lo único que hace falta es más dinero, o dicho de otra forma, que todo se solucionará aportando más dinero. Es una reiteración del tópico "hombre, como todo, metiendo gente y dinero, todo se consigue". Pues da la casualidad de que no. En I+D+I, conviene escoger muy cuidadosamente qué semilla emplear y luego buscar el suelo fértil antes de malgastarla. Cualquiera que haya pasado por la Universidad sabe que muchos, muchos proyectos de gran presupuesto pero de nula utilidad se están financiando y se están llevando a cabo con bombo y esplendor. En cuanto a empresas, las instituciones que conceden ayudas y subvenciones saben muy bien que la picaresca más evidente es intentar hacer pasar por I+D+I lo que en realidad es pura producción estándar: es decir, presentar como nuevo lo que ya hacían, mediante retórica en los informes técnicos justificativos. En fin, los que verdaderamente hacen I+D+I se puede decir que ya lo hacían (institutos biomédicos o empresas farmacéuticas, por ejemplo) pero no por las subvenciones, sino por el enorme valor añadido que esa actividad aporta a sus productos y por tanto el incremento en los beneficios que supone. Y un empuje a la estructura de generación de I+D+I no se consigue mediante una inyección de dinero a corto plazo. Como me preguntaba una amiga chilena hace poco, "Si pudieras anticiparte a los tiempos, respecto de qué temas bajo tu opinion de investigador se debería legislar en materia de ciencia y tecnología para tener soluciones futuristas? (en España)" Yo no dudé ni un segundo en contestarle: "Mejorar las condiciones de trabajo de los investigadores", que en la actualidad son tremendamente precarias con respecto a cualquier otra salida profesional para un titulado (y mira que hay salidas profesionales precarias en la actualidad para un titulado). Un buen equipo de investigación no se consigue sólo con dinero, sino además con tiempo e incentivos sociales.
- Una confusión muy común que hay que negar tajantemente es que los proyectos de I+D+I "pueden fracasar", así, sin más, echando por la borda toda la financiación gastada en ellos, puesto que "están sujetos a mayor incertidumbre" que otro tipo de proyectos. Esto no es verdad. No se debería emprender un proyecto de investigación si previamente no se tiene la certeza de que en algún grado el proyecto va a terminar en éxito. Un enorme error conceptual que yo he visto en la cabeza de jefes de proyectos es aceptar inmediatamente como enfoque rector "disparar tiros al aire, a ver qué pasa". Un cazador de aves tiene que apuntar; si no, no abatirá ninguna presa, sea grande o pequeña la bandada. En Estados Unidos, cuando se hace una Tesis Doctoral, el examen verdaderamente duro es aquel en el que el doctorando tiene que justificar que merece la pena (económicamente, socialmente) realizar la investigación, antes de comenzarla. Y si puede justificarlo adecuadamente, es porque sabe que no va a fracasar: que puede que al final sólo roce el ala del pájaro, pero que no va a disparar en sentido contrario. Otro vendrá después que lo remate. Como decía un ingeniero que me dio un curso a mí, "los alemanes no son más listos que nosotros, simplemente un ingeniero hace un vaso y el siguiente, irreversiblemente, lo mejora, y el siguiente, y el siguiente...". Una cosa muy distinta es pensar por qué, a pesar de un enfoque correcto y de un primer éxito, alentador, no se produce el éxito final buscado y por tanto el proyecto fracasa. Sólo entonces cabe buscar deficiencias en los recursos, pero en gran medida ni siquiera la cosa consistirá simplemente en dinero, sino mayormente en conocimiento, es decir, en número de personas y capacitación de las mismas, apoyadas por el instrumental que consideren adecuado. Como decía un amigo mío tras observar sus resultados químicos "hombre, pues claro que no lo he conseguido; si no lo ha conseguido un equipo completo de alemanes liderado por un premio Nobel y financiados por la Bayer, ¿cómo se puede esperar que lo logre yo solo, trabajando en la UCM?"
- Otra confusión muy corriente es pensar que los temas de I+D+I son cuestión de "idea feliz", y que depende exclusivamente de "mentes privilegiadas". Esto tampoco es cierto. Hay muy pocas invenciones geniales que además tengan una aplicación inmediata y generalizada, como lo fue la bombilla o la máquina de vapor. El 99% de los proyectos de I+D+I que tienen interés social o económico se basan en el gradualismo: lo que ya se sabía en el papel, o en pequeños ensayos pilotos, hay que llevarlo a producción y comercialización a gran escala. Se sabe que lo que se busca es una mejora significativa sobre lo existente, sea más grande o más pequeña. Y esto está dentro del alcance de una inteligencia normal y de unos medios convencionales siempre que el enfoque y la tenacidad estén. Además, sin los adecuados controles y cuarentenas, algunas invenciones geniales pueden resultar catastróficas, desde el DDT a la talidomida. Osea, no es de la escasez sino de la abundancia de invenciones de ideas convencionales provenientes de mentes convencionales de lo que se puede adolecer. Ah, y otra cosa es que muchos investigadores por el mero hecho de serlo se crean mentes privilegiadas, pobres de ellos, y de la gente que los soporta. Por cierto que una causa frecuente de fracaso de un proyecto de investigación llevado a cabo por gente normal es que... otro grupo de investigadores normales, simplemente, se adelanta y patenta antes. Esto es simple y nada glamouroso, ¿no?
- Una cuestión más es pensar que un investigador sólo, trabajando en su laboratorio secreto, puede conseguir un logro, pero esto no es cierto. Sólo un buen equipo, bien estructurado, cohesionado y trabajando a largo plazo consigue las cosas. En ese sentido, es acertado el enfoque de la UE hacia la creación de parques tecnológicos, para luchar contra la atomización del conocimiento: multitud de grupos trabajando en lo mismo, pero de espaldas unos a otros no es la mejor forma de aprovechar recursos precisamente.
En fin, de vuelta a la pregunta, ¿qué hacer con tanto dinero? Pues, claramente: gastarlo en gente que trabaje y en gente que piense qué proyectos emprender y cómo. En cuanto a medios materiales, ya se encargarán ellos de seleccionarlos y ordenar su compra. Los logros no llegarán en cuatro años, desafortunadamente, pero sin duda llegarán. En EEUU lo saben perfectamente desde los años 50 (ver historia de la Academia Nacional de Ciencias). Mientras tanto, tanto y tanto catedrático y gurú especulan y especulan acerca del culo y de las témporas, bailando con los grandes conceptos tales como "la ingeniería de valor", "la ingeniería concurrente", "la gestión del conocimiento", "la inteligencia competitiva", "las empresas spin-off"... cuando lo que hace falta es volver a un tema tan manido pero tan poco apreciado como la "gestión de los recursos humanos"...
Refs.:
Carson, Rachel, Silent Spring, Penguin, London, 1962
Kosko, Bart, El futuro borroso o el cielo en un chip, Crítica, Barcelona, 2000
Kosko, Bart, Pensamiento borroso, Crítica, Barcelona, 1995
Nasar, Silvia, Una mente prodigiosa, Mondadori, Barcelona, 2001