Comunicaciones personales

domingo, 15 de junio de 2014

Cataluña independiente

Por ahora, soy la única persona que conozco que pronostico la independencia de Cataluña para este 10 de noviembre (Vidal-Quadras no cuenta, porque, aunque también lo diga, no se atreve a decirlo muy alto). Entiendo que a la gente le cueste creerlo (incluidos mis conocidos catalanes), porque ha habido reivindicaciones nacionalistas durante la tira de años en diversas regiones y nunca lo lograron (¿o sí? Yo estoy dispuesto a admitir que el País Vasco lo logró, pero lo ha ocultado para que no nos demos cuenta y así no tener que poner aduanas), así que ¿por qué lo iba a lograr Cataluña? Me he apostado una cena con un amigo que cree firmemente en lo contrario; para ser completamente transparente y no parecer que voy de farol, éstos son mis argumentos, hechos públicos aquí con la debida antelación. Si me equivoco en alguno de ellos invito a todos a que me corrijáis: acertar suele ser bastante estéril y yo ya tengo suficiente ego; sin embargo, errar es una saludable fuente de mejora y conocimiento.

1. Por qué creo que Cataluña será independiente el 10/11/2014

Mi argumento general es que los catalanes ya tienen el 99% del objetivo, por lo cual, la consulta, lejos de ser la “batalla definitiva”, yo la considero más bien como la guinda final, el golpe de efecto populista y legitimador, el adorno formal hacia un destino inevitable, dado que las batallas críticas los partidos que promueven la consulta las ganaron ya:

- Ganaron la batalla retórica: han conseguido colocar sólidamente en nuestro lenguaje la oposición Cataluña-España, que es absurda puesto que Cataluña es parte de España. Nadie (y cuando digo nadie, digo nadie, ni en la calle ni en ningún medio de comunicación) utiliza ya la expresión “Cataluña y resto de España” o “Gobierno Central y Gobierno Autonómico”, sino “Cataluña y España” y “Gobierno español y gobierno catalán”. Esta batalla es absolutamente determinante: el lenguaje crea el concepto, no al revés. Una señal evidente de esto fue la absoluta inocencia del ministro Wert cuando exhortó a “españolizar a los niños catalanes”, concepto absurdo porque los niños catalanes son niños españoles. Desde este punto de vista, resultó polémico, pero no absurdo (que es lo verdaderamente sorprendente), el título de aquellas conferencias, “España contra Cataluña”.

- Ganaron la batalla propagandística: el nuevo Estado Catalán seguirá siendo capitalista neoliberal, seguirá apoyando a los bancos, seguirá despreciando su medio natural, seguirá recortando en sanidad y educación. Serán más pobres, pero serán catalanes. La culpa de todos sus males la tiene el resto de España. La seguirá teniendo después de la independencia. Y voy a decir aquí algo que a los nacionalistas catalanes les va a sorprender: yo, nacido en Valladolid y que vive en Alcobendas, de padres y abuelos castellanos, de cultura castellana, sí estaba dispuesto a aceptar que el empresariado catalán, que la forma catalana de llevar los negocios, era superior; que el “seny” catalán podía ser una característica diferencial real y superior, que los catalanes tienen más solidaridad social entre ellos y más sentido estratégico a largo plazo en la gestión de recursos. Y pensaba eso hasta que conocí la postura de Ecologistes en Acció (organización difícilmente calificable como “centralista”); hasta que conocí la cagada de Spanair (absurda obsesión por conseguir unas aerolíneas catalanas); hasta que conocí el bochorno del Palau, hasta que conocí la cagada del Centro de Medicina Regenerativa (a quién se le ocurre hacer depender la vida de una institución de los proyectos de una sola persona), hasta que conocí la nula consideración de la reclamación independentista del Valle de Arán, hasta que conocí incrédulo que aunque se celebre la consulta aún no se sabe cómo se van a contar los votos… y, hombre, ahora que me doy cuenta, todo esto en realidad ni siquiera fue fruto de los catalanes en general, sino de gobiernos catalanes nacionalistas con otra bandera pero los mismos tristes valores que dominan el panorama general. Distintos colores, la misma mierda.

- Ganaron la batalla política: pero ésta la ganaran, en realidad, hace ya mucho tiempo. La empezaron a ganar cuando se aceptó como normal que un partido nacionalista pudiera tener representación en el Parlamento (la cámara de representación regional es el Senado, no el Parlamento). ¿Cómo puedo creer que CiU cuidará de mis intereses, sin ser catalán? Más aún, ¿cómo puedo creer que el PSC cuidará de mis intereses, sin ser catalán? La existencia del PSC separado del PSOE por sí misma es una variante de este tipo de anomalía que desacredita a ambos, por lo cual no es de extrañar que estén colapsando debido entre otros a este motivo. Por tanto, no era un salto tan grande conseguir el “Estatut”. Conseguir la Hacienda Catalana es ya solo cuestión de tiempo.

- Ganaron la batalla judicial. Después de negarse a acatar sentencias y anticipar el incumplimiento de una ley. Después de que el Constitucional haya declarado inconstitucional parte del Estatut. Y no pasó nada. Ningún cargo fue cesado. Nadie dimitió. Ninguna sanción de ningún tipo. Finalmente: la única medida que aún no se ha tomado contra el proceso independentista no se tomará, porque sería una salvajada que no cabe en cabeza de nadie, esto es, ejecutar el art. 155 de la Constitución mediante el envío del ejército. Y yo me alegro; todo este asunto no vale la muerte de una sola persona.

2. El día después.

Por supuesto, conjeturar es gratis. Creo en el punto 1. más arriba en el 99,9% (amigo mío, soy un científico, tienes que admitir que no crea nunca nada al 100%, pero esto es lo más parecido). Sobre lo que pasará el día después, tengo, digamos, un 85% de acertar con este pronóstico:

- En la noche del 9 al 10 de noviembre, Mariano Rajoy dimitirá. Esto, según sus propias palabras: “La consulta no se celebrará mientras yo sea presidente”.

- La nueva Constitución Catalana declarará con fina ironía que todos los catalanes tendrán la doble obligación de conocer y usar el catalán, corrigiendo así la lamentable redacción de la Constitución Española actual respecto al binomio catalán/español. Los que solo conozcan y/o usen el español, quedarán automáticamente discriminados. Si sus condiciones de vida empeoran por ello, serán culpabilizados por vivir en Cataluña “cuando les sería tan fácil irse”. Muchos lo harán. Tenemos que estar preparados para acoger una oleada de refugiados que salen del nuevo Estado Catalán hacia los estados español y francés. Y esto no es sociología-ficción: recordad, por favor, estas palabras.

- Cataluña quedará automáticamente fuera de la UE, pero de ello seguirá teniendo la culpa España, esta vez, y por primera vez, con razón; el Estado Español no ejercerá violencia armada contra el Estado Catalán, pero nunca le perdonará querer retener todos los privilegios de pertenecer a España y ninguno de sus inconvenientes: vetará reiterada y sistemáticamente la solicitud de ingreso de Cataluña en la UE.

- El Barça se las arreglará para seguir jugando en la liga española como hasta ahora. No tengo ni idea de qué mecanismos inventará la Federación Española y su homóloga Catalana, pero los inventarán. El Estado Catalán pagará lo que haga falta, retirando recursos de sanidad o educación si es necesario.

- Los ciudadanos del nuevo Estado Catalán podrán tener la doble nacionalidad, catalana y española, pero los ciudadanos del amputado Estado Español no. Bueno, a menos que estuvieran dados de alta previamente en el sistema de salud catalán.

- El Estado Catalán tendrá una policía terrible, pero será una policía catalana. Que Sant Jordi les coja confesados a los detenidos por ella.

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