Yo no
Muchos ciudadanos de Europa del norte deben de estar convencidos de que "los españoles han vivido por encima de sus posibilidades" y deben pagar. Yo no. Es decir, yo no he vivido por encima de mis posibilidades, y por tanto no debería estar pagando ahora.
Cuando llegó el euro, me encontré con que la mayoría de mis compras diarias subieron de golpe un 66%: de 100 pts a 1 euro. Yo no lo elegí: me lo encontré así. No pude hacer nada por evitarlo.
Cuando decidí independizarme, me fui a un piso compartido: éramos cuatro para poder pagar el alquiler. El propietario de nuestro piso tenía el suyo, el nuestro, y otro más que mantenía cerrado, a pesar del jugoso alquiler que podría cobrar por él. ¿Por qué? Porque cerrado estaba ganando más dinero que habitado, debido a la brutal subida de precios que se estaba produciendo día a día. Quiero pensar que si ese propietario hubiera estado obligado a alquilar su piso, habría ayudado a que los precios de los alquileres hubieran sido algo menores.
Pero no. Cuando mi novia y yo quisimos irnos a vivir juntos, tuvimos que pagar 800 euros/mes por un apartamento de 40 m2 con problemas de calefacción. No había alquileres mucho menores en Madrid. Y no tuve posibilidad de negociar el precio: o lo tomas o lo dejas, y hubo que tomarlo si queríamos seguir adelante con nuestra vida.
Cuando mi novia se convirtió en mi mujer y yo en su marido, pensamos enseguida en comprar casa, no porque estuviéramos deseosos de ser propietarios o porque tuviéramos presuntuosa ambición, sino porque la hipoteca iba a ser más barata que el alquiler. No mucho más barata, eso sí, básicamente 600-700 euros por mes, por un piso a un precio de venta del doble de su valoración en tasación oficial. Pero no había opción: no había pisos más baratos en venta, cerca del trabajo que teníamos. De hecho cuando le decíamos a los agentes inmobiliarios "podemos pagar sólo hasta X: no nos ofrezcáis cosas más caras"; no entiendo por qué, seguían ofreciéndonos cosas más caras; y ellos no entendían por qué nosotros las rechazábamos, aduciendo "es que os habíamos advertido de que podemos pagar sólo hasta X, ¿¿no quedó claro??".
Entretanto los sueldos no subían precisamente. Y ninguna de estas compras o inversiones pudieron ser negociadas por nosotros. No teníamos opción.
Últimamente, cuando propongo claramente que tendríamos que negarnos a pagar, de forma sistemática y generalizada, sin embargo, me encuentro con gente que invoca su honestidad personal para rechazar frontalmente esa opción aduciendo que "yo pago mis deudas; las deudas deben pagarse"; a éstos, yo les diría que yo estoy dispuesto a pagar las deudas que yo asumo libremente, no las que me han venido impuestas. Es como si mi hermano hubiera incurrido en una deuda de juego que no pudiera pagar, y el mafioso viniera a cobrarme a mí, porque ¿no soy de la familia, y, por tanto me corresponde pagar también? Pues eso es lo que están haciendo estos gobiernos: obligándome a pagar a mí, que no incurrí en ninguna de estas enormes deudas por gusto sino por necesidad.
Otros habrán vivido por encima de sus posibilidades; yo, no.
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