Comunicaciones personales

domingo, 21 de octubre de 2007

Poesía en termodinámica

En virtud de Prigogine


A veces la ciencia
acudiendo a Ortega
sí, es poesía.
¿Qué es la vida?
Quizá es como una llama,
o un tornado,
un algo efímero y hermoso,
una fantástica
macroestructura
disipativa...

Carta a mi hijo antes de nacer

If you want my love...
D. Mode

Si tú quieres mi amor
sí, si tú quieres mi amor
tengo que hacerlo,
tengo que fabricar uno mejor,
no vaya a ser que el que tengo no baste.
Es tanto, tanto que quiero tener
que ya el que tengo no me cabe,
¡no voy a poderlo entregar
a tiempo! Esta noche
tengo que generar aún más amor,
mi pequeño nido de calor,
mi aparente falta de mar,
más amor en tu nombre.
Más música, una canción mejor.
La sangre me impulsa imparable,
mi vida,
me recuerda que la fábrica
que genera el tejido protector
ya va deprisa, deprisa,
hijo de la noche y el día,
signo de bravura y de pudor.
Arriba, arriba,
más y más, y adelante,
no descanses y progresa,
que yo te fabricaré amor.
Más amor del que posea.
Arriba la lluvia pasa,
la gente se agita,
y yo no me basto.
Mañana puedo ser mejor.
Más y más amor,
mi vida,
si tú quieres y lo necesitas,
mi amor.

domingo, 14 de octubre de 2007

Causa-efecto y medioambiente

Un jugador de tenis espera la bolea de su adversario. Cuando llega a la distancia adecuada, golpea con su raqueta: la pelota súbitamente cambia de dirección y vuelve al campo contrario. El efecto se debe a la causa de la raqueta; sin la acción voluntaria del jugador, dicho cambio de dirección no habría tenido lugar (la relación directa causa-efecto es necesaria). Es más, cualquier otro tipo de rebote no habría producido ese tipo de cambio de dirección, osea, con una potencia suficiente como para salvar la red en su camino hacia el campo contrario (la relación causa-efecto es unívoca). Y sin embargo, la relación causa-efecto no es suficiente (el jugador podría caerse; o errar de forma absurda, aunque en este caso la relación causa-efecto seguiría siendo necesaria y unívoca).
Los seres humanos tendemos a necesitar que existan estas relaciones claras, unívocas, del tipo que se ha expuesto, para convencernos de cuál es la causa de un efecto. Es decir, el tipo de relación causa efecto habitual entre los seres humanos, que se corresponde con hechos intencionales. Sin embargo, con las relaciones causa-efecto en el mundo natural de interacciones físico-químicas (el estudio del clima, por ejemplo) se da una paradoja que nubla su correcta comprensión. Por una parte, las relaciones causa-efecto en el mundo natural son mucho más consistentes, fiables y permanentes que en el mundo humano, por lo que deberíamos dudar bien poco de que a tal causa se sigue cual efecto: por ejemplo el agua pura a 1 atm de presión hierve a 100 ºC. Siempre es así: la condición de la presión hace que la relación causa-efecto calor-hervor sea necesaria y suficientemente a 100 ºC. El agua caliente es menos densa y una masa de agua sujeta a calentamiento sufre una estratificación por la que el agua más fría queda más abajo. La luz es absorbida por el medio físico por el que se transmite y por tanto a mayor espesor del medio, menor intensidad luminosa llega al final. Muchas relaciones causa-efecto directas de este estilo han sido observadas hasta la extenuación y no admiten duda. Son relaciones causa-efecto necesarias, unívocas, suficientes...
El problema es que el mundo natural trabaja bajo unos patrones demasiado sofisticados, demasiado finos, muy por encima del sencillo juego de tenis. En la Naturaleza, el suelo, las paredes y la red se mueven a la vez que el jugador. Eso hace que el hecho final de la dirección y velocidad de la bolea no puedan atribuirse nunca a una sola causa. Por eso, en el debate medioambiental, es tan manido el contraargumento "no está demostrado que el cambio climático produzca más huracanes" o "no está demostrado que la acción del hombre produzca un cambio climático". El que plantea estos argumentos en el fondo, pues, está haciendo trampa, porque el mundo natural no opera así, con relaciones causa-efecto directas; por el momento, nunca a sucedido que un experimentador extraterrestre venga con un mechero, caliente la tierra, después mida la frecuencia de huracanes y nos pase un informe de resultados.
Lo que sí sabemos, usando de nuevo el símil, es que lo que es más probable que suceda cuando el suelo, las paredes y el jugador tienden a moverse en la misma dirección, es que la bola acabe yendo en esa dirección. Por eso es tan peligroso el calentamiento global: porque lo que sí sabemos es que la subida de temperaturas afecta a todos los procesos del mundo natural en la misma dirección, es decir, intensificándolos (más cantidad) y acelerándolos (más velocidad): hay mayor ritmo de evaporación necesariamente, así que es más probable que haya más huracanes o que los que haya sean más violentos; el mar se calienta necesariamente, por lo que es más probable que los casquetes polares se acaben fundiendo y el nivel crezca. La humedad del terreno seco desciende, por lo que es más probable que haya más fuegos o que los que haya sean más violentos. Es más probable que... sobre todo si el hombre sigue cargándose los elementos naturales que podrían contrarrestar en alguna medida esa tendencia irreversible, tal como la vegetación terrestre).
Y por tanto, éste es el argumento honrado, final: "es más probable que". ¿No debería ser suficiente para nosotros? Pensemos en un hijo pequeño nuestro, por ejemplo: no está demostrado que la existencia de ventanas bajas aumente la frecuencia de mortandad de los niños, pero el hecho de que existan en tu casa, ¿no hace más probable que se puedan caer? ¿no debería bastar ese "más probable" para tomar medidas de protección? Éste es el principio de precaución que debería primar: el basado en relaciones causa-efecto conocidas y no, como también tiende a malinterpretarse, el basado en "negros futuribles indemostrables...", y a día de hoy ya sabemos mucho sobre dichas relaciones, en el mundo natural. Hasta ahora los cambios han sido lentos en la escala de la vida humana; pero es que una subida de temperaturas acelera todos los procesos...
Un saludo,
Nacho