Comunicaciones personales

viernes, 4 de mayo de 2007

Carta abierta a Doña Letizia Ortiz Rocasolano(en el Día Internacional de la Mujer)

Estimada Letizia:
Muchas veces se ha dicho que los reyes y sus familiares actúan como meros elementos simbólicos, neutrales, buenos embajadores de la nación, etc., etc., etc. pero nada más. Sin embargo, nos hemos encontrado recientemente con que no es así: al día siguiente de decidir usted y su marido dejar en depósito un poco de cordón umbilical de su hija en un banco privado, sí, al día siguiente o así, nos enterábamos todos los españoles de que empezaba a estar permitido también en España. ¡Diantre! ¡basta con que uds. dos decidan hacer algo para que ese algo pase a estar automáticamente legalizado! ¡la que se montaría si les pillaran fumando marihuana! ¡y nosotros que creíamos que cualquier iniciativa legislativa constaba de un largo, laborioso e incierto proceso a través de elecciones, defensa en el parlamento, y todos esos enmarañados mecanismos democráticos cuya excelencia nos cantaron en el colegio pero que tan pocas veces funcionan!.En fin, manos a la obra. Abierta esta nueva vía de intervención legislativa, acudo a ud. directamente no para que apoye públicamente una determinada actitud, cosa que probablemente no haría, sino simplemente ¡para que la practique! Aquí tiene unas cuantas sugerencias. También se lo pido a ud. porque sabe ya por experiencia lo que es tener un empleo estándar y además no ha sido educada en academias militares, así que puede que sea más sensible que su marido o su suegro:
- Pida una reducción de jornada. Demuestre que su desempeño laboral seguirá siendo satisfactorio y que España no se derrumbará económica ni moralmente porque ud. trabaje 5-6 h diarias durante los próximos diez o veinte años.
- Como paliativo de no haber conseguido lo anterior, pida un cambio de horarios para poder llevar a Leonor a la guardería. Ahora mismo, eso no lo consigue ni Dios. Por cierto, hay poquísimas guarderías, así que a lo mejor incluso se promueven nuevas.
- Dígale a su marido que solicite disfrutar de un permiso de paternidad de varios meses para que también él se ocupe de Leonor, en paridad con ud. Si se sienten inseguros sobre esta decisión, llamen a Tony Blair. No tengo el número, pero quizá con la dirección lo consigan con ayuda de las Yellow Pages de Londres: Downing Street, 10.
- Dígale a su marido que deje su trabajo y siga trabajando ud. Probablemente puedan mantenerse con un solo sueldo, puesto que ya tienen la casa pagada. En fin, al fin y al cabo la correcta emancipación de la mujer proviene del hecho de que su lugar en la casa no la ocupa otra mujer cuando la propietaria trabaja.
- Pida un año sabático. No sé por qué sólo lo podrían pedir determinados funcionarios mayores: tómese libremente el tiempo para poder disfrutar de la primera etapa de su hija.
- Decida el sexo de su próximo retoño (si es que quieren tener más) y que sea mujer. Así forzará no ya que se termine con la discriminación en la sucesión, sino que, simplemente, forzará asimismo que se legalice en España la elección libre del sexo de los hijos. Una pista: pregunte en el banco estadounidense donde dejó el trocito de cordón umbilical, seguro que allí se lo hacen o le redirigen rápidamente hacia una clínica también estadounidense donde le harán el servicio por una módica cantidad.
- Váyase con Leonor a todas partes, incluido el cine. Así forzará a que haya espacios habilitados para niños en todos los edificios de acceso público, como ya pasa en los países nórdicos.
- Deje su trabajo actual y coja otro avisando de que ya está embarazada. No se atreverán a despedirla una vez que nazca el bebé, es demasiado famosa y querida por todos sus conciudadanos. Quizá las empresas se empezarán a dar cuenta de que incluidos los permisos por maternidad, resulta rentable contratar a mujeres (tienen menos bajas laborales, está estadísticamente más que demostrado).
En fin, son sólo unas cuantas ideas, seguro que a muchas lectoras de este blog se le ocurren más. Desde luego, cada una de las cosas que le menciono son casos reales de conocidas mías: no tengo mucha imaginación, pero no hace falta. Con la realidad cotidiana basta.
Deseando que conserve siempre sus privilegios, por tanto, le saluda atentamente
J.I.Gómez Cívicos

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