Conversaciones en el portal I - Zona Verde
- Buenas
- Buenas, señora.
- Oiga, ¿ud. vive aquí?
- Sí, vivo aquí. Ud., ¿adónde va?
- Bueno, mire, estoy pasando este papel por todos los buzones, para solicitar firmas y pedir al Ayuntamiento que pongan esta calle como zona verde.
- ¿Zona verde? ¿Me puede explicar qué es eso?- Zona para residentes; ahora mismo, mire hay dos tipos de zona para dejar el coche: la zona azul, donde no se puede aparcar...
- Bueno, sí se puede aparcar: pagando.- (Molesta por la puntualización) Bueno, sí, pagando. Y luego la zona verde, donde a todos los vecinos le dan permiso para aparcar. Sería mejor que no existiera ninguna de las dos...
- Pues sí, pues sí, ninguna de las dos- Pero es que los de la calle de al lado, que ya tienen zona verde, podrán aparcar en su calle y en la nuestra para trabajar o para aparcar, pero nosotros a la inversa no.
- En fin, la verdad, es que yo no tengo coche...- Ah, pero el que no lo tenga ahora no quiere decir que no lo vaya a tener.
- Pues no, la verdad es que no pensamos tener coche. No lo necesitamos y hacemos todo lo posible por no necesitarlo
- (Incrédula) Pero además influye en el valor de la vivienda, ¿eh? que luego cuando la venda, no va a valer lo mismo teniendo plaza de aparcamiento que no teniéndola.
- Pero es que yo quiero la vivienda para vivir, no para venderla, señora.
- (Un poco harta) En fin, yo ya bastante hago con pasarme por todos los portales para dejar estas hojas. Hala, adiós, buen día.
Recogí esta hoja y la firmamos Rosalía y yo. No somos conductores, pero la verdad es que yo me solidarizo con los conductores porque creo que están sometidos a una esquizofrénica disyuntiva: por una parte toda la sociedad está montada sobre el coche y no tienes más remedio que usarlo para muchas cosas, pero por otra cada vez les hacen la vida más y más estrecha a los conductores para el aparcamiento: se sustraen más y más plazas del espacio público y las plazas privadas son cada vez más y más caras... hasta 19000 € cuestan las que están construyendo frente a mi casa, que se edificó sin plaza de garage. Y eso que son promoción del ayuntamiento y por tanto, no están en venta, sino en concesión por una cantidad de años.
Por supuesto, el diálogo de más arriba no transcurrió exactamente así: la mitad de mis intervenciones me las callé para no sulfurar a la mujer que entró a dejar las hojas de firmas. Pero, como digo siempre, la literatura se construye con todo lo que no decimos...
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